(De Cristina de Arteaga, religiosa y escritora española (1902-1984))
Oh Buen Jesús, yo creo firmemente
que por mi bien estás en el altar,
que das tu cuerpo y sangre juntamente,
al alma fiel en celestial manjar.
Indigno soy, confieso avergonzado,
de recibir la santa comunión;
Jesús, que ves mi nada y mi pecado,
prepara tú mi pobre corazón.
Pequé, Señor; ingrato te he vendido;
infiel te fui, confieso mi maldad.
Contrito ya, perdón, Señor, te pido;
eres mi Dios, apelo a tu bondad.
Espero en ti, piadoso Jesús mío;
oigo tu voz, que dice: «Ven a mí».
Porque eres fiel, por eso en ti confío;
todo, Señor, espérolo de ti.
¡Oh buen Jesús, Pastor fino y amante!
Mi corazón se abrasa en santo ardor;
si te olvidé, hoy juro que, constante,
he de vivir tan sólo de tu amor.
Dulce maná de celestial comida,
gozo y salud del que te come bien,
ven sin tardar, mi Dios, mi Luz, mi Vida;
desciende a mí, hasta mi pecho ven.