Lectura orante del Evangelio del Domingo (Ciclo A) de la Semana 9 del Tiempo Ordinario: Mateo 7,21-27


Derrama, Señor, sobre nosotros la acción de tu Espíritu Santo en este lapso de tiempo en que oraremos con tu Palabra, para que la acojamos de tal modo que se convierta en fuente de vida y salvación. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Mateo 7,21-27: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todos los que me dicen ‘Señor, Señor’ entrarán en el reino de los cielos, sino solo los que hacen la voluntad de mi Padre celestial. Aquel día muchos me dirán: ‘Señor, Señor, nosotros hablamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros’. Pero yo les contestaré: ‘Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, malhechores!’.

Todo el que oye mis palabras y hace caso a lo que digo es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía sus cimientos sobre la roca. Pero todo el que oye mis palabras y no hace caso a lo que digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos, y la casa se derrumbó. ¡Fue un completo desastre!».

b) Contexto histórico y cultural

Con el texto de este pasaje, concluye el sustancioso Sermón de la Montaña; Jesús ha expuesto la esencia de su doctrina a sus discípulos y a toda la multitud que le siguió al monte a escucharle; pero aunque la gente quedó gratamente asombrada con sus palabras, establece que ponerlas en práctica es lo que garantiza la entrada al Reino de los Cielos.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Señor, Señor

Mucho en mí hay por corregir:
caminos en el error;
haber causado dolor;
desvíos, ni que decir.

No es falta de información:
tu Palabra dicha está
y en el aire fluye ya;
hoy me arrepiento, perdón;

de ella seré cumplidor,
erigiendo sobre roca;
y no sólo con la boca
llamarte ¡Señor, Señor!

Amén.

3. Oración

Ayúdame, oh Dios,
a construir la torre de mi fe
y de mi esperanza
en la base sólida de tu Palabra
y en la roca firme de la caridad;
que las acechanzas del enemigo
y las ilusiones pasajeras de este mundo
no me desvíen de buscar el verdadero señorío
que sólo está en tu Hijo Jesús.
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

6. Acción

Tu Palabra me conduce hoy
a reconocerte como mi Señor,
no sólo de boca, sino de hecho:
con mi actuar y mi proceder;
poniendo en práctica tu mensaje
que es amor y es caridad.
Amén.