Libértate, Señor

(Del escritor y filósofo español Miguel de Unamuno (1864-1936))
Dime tú lo que quiero,
que no lo sé...
Despoja a mis ansiones de su velo...
Descúbreme mi mar,
Mar de lo eterno...
Dime quién soy..., dime quién soy..., que vivo...
Revélame el misterio...
Descúbreme mi mar...
Ábreme mi tesoro,
mi tesoro, ¡Señor!
¡Ciérrame los oídos,
ciérramelos con tu palabra inmensa,
que no oiga los quejidos
de los pobres esclavos de la tierra...!
¡Que al llegar sus murmullos a mi pecho,
al entrar en mi selva,
me rompen la quietud!
- - -
Tu palabra no muere, nunca muere...
porque no vive...
No muere tu palabra omnipotente,
porque es la vida misma,
y la vida no vive...
no vive..., vivifica...
Tu palabra no muere..., nunca muere...
¡nunca puede morir!
Follaje de la vida,
raíces de la muerte...
¡eso son sus palabras nada más!
Me llegan sus canciones al oído...
estribillos de moda...
¡cantan la libertad!
No canta libertad más que el esclavo,
el pobre esclavo;
el libre canta amor,
te canta a ti, ¡Señor!
Que en mí cante tu selva,
¡selva de inmensidad!
Que en mí cante tu selva,
la virgen selva libre en que colgaste
al aire libre
mi nido del follaje...
Que en mí cante tu selva,
¡selva de inmensidad!
Allí en sus jaulas de oro,
fuera del nido,
la cantinela en moda
repiten los esclavos... ¡pobrecillos!
¡Libérta-los!
¡Libérta-los, Señor!
Mira, Señor, que mi alma
jamás ha de ser libre
mientras quede algo esclavo
en el mundo que hiciste,
y mira que si al alma no libertas,
al alma en que Tú vives,
serás en ella esclavo.
¡Tú, Tú mismo, Señor!
¡Libérta-te!
¡Libérta-te, Señor!
¡Libérta-les,
átales con tu amor!
Libérta-te.
¡Libérta-te en tu amor!
Libérta-me.
¡Libérta-me, Señor!
- - -
No me muestres sendero,
no me muestres camino;
no me lo muestres,
que no lo sigo...
Déjame descansar en tu reposo,
en el reposo vivo,
y en su dulce regazo,
en tu seno dormido
guárda-me, ¡Señor!
Guárdame tranquilo,
guárdame en tu mar,
mar del olvido...
mar de lo eterno...
guárda-me, ¡Señor!
No me muestres camino,
no me muestres sendero,
que no lo sigo...
¡No puedo andar!
A las demás renuncio
si sigo una vereda...
quiero perderme,
perderme sin senderos en la selva,
selva de vida;
quiero tenerla abierta...
las sendas me la cierran...
guárda-me,
guárda-me, ¡Señor!
- - -
Callaron los esclavos...
Están durmiendo...
Callaron los esclavos...
En silencio te rezan sin saberlo...
Mientras duermen te rezan,
es oración su sueño...
No los despiertes...
Libérta-los.
¡Libérta-los, Señor! 
Ata-les con el sueño.
Libérta-los.
¡Libérta-los, Señor!
Mientras quede algo esclavo
no será mi alma libre,
ni Tú, Señor,
ni Tú que en ella vives...
Serás tú mismo esclavo...
Libérta-me,
libérta-me, ¡Señor!
Libérta-te,
libérta-te, ¡Señor!
¡Libérta-te!