Id por camino estrecho que lleva a puerta angosta
—Ésa que sólo niños atravesar consiguen,
Perfumada de nardos donde un ángel se aposta—
Y no al portal mayor que los grandes persiguen.
En haciéndoos pequeños ya seréis inocentes,
Que para tales es el reino de los cielos;
Así oiréis la palabra que a sabios y prudentes
Dios oculta y revela sólo a los pequeñuelos.
Porque el reino celeste es de las almas puras:
Los humildes y pobres, simples de corazón.
Sed como ellos y así —con candor de criaturas—
Traspasaréis seguros la reducida puerta
Que a los mansos espíritus estará siempre abierta,
Camino de la vida, suprema bendición.