De "Camino" de Josemaría Escrivá
¿Cómo va ese corazón? No te me inquietes: los santos, que eran seres bien conformados y normales, como tú y como yo, sentían también esas "naturales" inclinaciones.
Y si no las hubieran sentido, su reacción "sobrenatural" de guardar su corazón, alma y cuerpo, para Dios, en vez de entregarlo a una criatura, poco mérito habría tenido.
Por eso, visto el camino, creo que la flaqueza del corazón no debe ser obstáculo para un alma decidida y "bien enamorada".