(Colosenses 3,12: Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia)
Que no sea siempre una queja,
tan cortante como coz,
el sonido de mi voz;
pues a un reparón refleja
y a veces, arreglo, aleja.
Procurar un tono amable
que hasta en queja suene afable
no es ser masoquista;
es tratar que, paz, exista,
pues Cristo no blandió un sable.
Amén.