(Mateo 28,1: Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro)
Recuerda victoria,
triunfo celestial
del bien sobre el mal;
¡día es de gloria!;
del Espíritu es
rebosante el día,
igual que se haría
en Pentecostés;
y se aparecía
una y otra vez,
Jesús, cada vez
siempre el mismo día;
en él doy honor,
celebro y distingo;
hablo del Domingo,
el día del Señor;
como no hay amnesia,
especial reunión
de su institución,
su querida Iglesia:
fiesta y memorial,
Santa Eucaristía
que bendice el día,
la dominical.
Sábado ha pasado,
Domingo es relevo,
ahora el tiempo es nuevo:
¡día santificado!
Amén.