(Isaías 46,4: Hasta que envejezcan, yo seré siempre el mismo, y hasta que encanezcan, yo los sostendré. Yo he obrado, y me haré cargo de eso: los sostendré y los libraré)
Cuando los recuerdos se olviden
y las ideas no se hilvanen
porque la mente ya falle
y casi todo culmine,
repetiremos las cosas,
fastidiaremos a algunos,
ya no seremos robustos
y la salud será poca;
poco importarán las caras
y mucho menos los nombres,
dependeremos del noble
y la paciencia en las faltas.
A mi farol, hoy te pido,
Tú que prendiste esa llama
que hoy pareciera que apaga,
Señor, mantén con tu brillo;
y si, al final, tus simientes
en mí dieran algún fruto,
aunque haya sido sin jugo,
deja que a tu Reino yo entre.
Amén.