(Juan 19,38: Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús –pero secretamente, por temor a los judíos– pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo)
Ese hombre de Arimatea,
el que fariseo fue
y nombre tenía José,
ilustra al que algo posea
y a la salvación desea.
Su influencia ante Pilato,
del poder, uso sensato:
pide el cuerpo de Jesús
para que no sea rehús
y se le dé un alto trato.
Sobre el ahorro en el cielo
pudo aprender del Maestro,
haciéndose alumno diestro,
y a María que llora en duelo
le dona su propio anhelo:
una tumba horadada sin uso
donde el santo cuerpo puso.
¡Esplendido a Dios!, acciones
que, al Reino, son empujones
que, nos llevan a él, incluso.
Amén.