Odre nuevo para el vino nuevo

(Mateo 9,17a: Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos)
Odre nuevo para el vino nuevo;
ya no puedo seguir siendo el mismo,
Señor, después que te he conocido;
pues ha pasado aquel yo, el viejo.

Ahora dentro de mi te llevo;
esa santa presencia es el vino
que me rebosa con tu bautismo
con el que haces santo mi cuerpo.

Amén.