De aquellos panes y peces

(Marcos 8,8: Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado)
De aquellos panes y peces,
que cuando las gracias dices
y que al multiplicarse les diste,
quisiera comer por siempre.

Con ese abasto tú puedes
satisfacer mis ansias tristes;
como a un canario ante alpiste,
que sólo al comer no muere.

No es que la gusa me afecte
ni fue la porción que me diste;
fue lo que por nosotros sentiste
que le dio un sabor diferente.

Con sazón de quien compadece
es que alimentando bendices,
y hartos de amor nos despides
para que contagiemos tu gente.