Aleluya

(Mateo 8,6a: No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho)
¡Colectiva exultación!,
nuestro canto es ¡Aleluya!
pues la Iglesia hoy hace suya,
de Cristo, resurrección;
pasados ya la aflicción,
el temor, la pesadumbre;
ahora ya hay certidumbre:
¡la muerte a Él no venció!
Con su triunfo regaló
poder subir a su cumbre.

Amén.