Dame de esa agua

(Juan 4,14: pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna)
Señor, dame de esa agua
pues la mía vuelve a dar sed;
si de esa puedo beber,
de ti, calmaré las ansias
de poder lavar mi alma,
y tu manantial podré ser.

Amén.