De a dos metros separados,
mascarillas protectoras,
barreras separadoras;
no hay saludos, no hay agrados.
Sería ser un moribundo,
un sacado de la lista
sin victoria ni conquista
caminando por un mundo
que es erial, nada fecundo.
Pero ya hemos de abrazarnos
entre todos los hermanos,
la pandemia cesará,
Cristo ya la acabará
y nos daremos las manos.
y nos daremos las manos.
Y al unirnos nueva vez,
el gozo resurgirá;
alegría más allá,
alegría más allá,
¡amor pleno otra vez!
Amén.
Amén.