(Mateo 5,13-14: Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña)
Ahora yo te pido, Señor,
que a mi sal, le des sabor,
pues sosa no da sazón
ni sirve en el comedor;
también te pido candor,
luz, pues bautizado soy;
sal y luz con tu fulgor
dámelas hoy Señor;
tu Espíritu da las dos.
Amén.
tu Espíritu da las dos.
Amén.