¡Cállate y sal!

(Lucas 4,35: Pero Jesús lo increpó, diciendo: «Cállate y sal de este hombre». El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño)
Ferozmente, Señor, ataca el mal
también a los que buscamos de Ti;
tentando, llama a su ambiente fatal;
por eso a lo malo que haya en mí,
hoy pido le digas: ¡Cállate y sal!

Amén.