No me dejas solo

(Juan 16,7: Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo enviaré)
No me dejas solo, Señor;
me dejas en muy buenas manos;
y mi espíritu se hace sano
con tu Espíritu que es amor.

Con Él me das un defensor:
es el Paráclito que es santo,
que tan pronto escucha mi llanto,
viene como consolador.