(Juan 14,27: Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman!)
Conozco de un fabricante de paz
que posee un alto inventario;
su producción tiene un ritmo diario
que, abastecer todo el mundo, es capaz.
Por su producto, a nadie va a cobrar,
pues aunque trabaja en todo horario,
él no recibe ningún salario,
y entrega gratis a todo lugar.
Su factoría de tranquilidad
aunque es humilde, es un santuario,
el almacén es todo un sagrario,
y su marca es: Jesús, Rey de la paz.