(Juan 20,1: El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada)
porque ya es gloria por siempre;
por todas partes se siente
que el mundo ya no es el mismo.
Ha triunfado Jesucristo,
derrotada está la muerte
por el que su sangre vierte
en divino sacrificio.
Ahora hemos sido benditos,
ha cambiado nuestra suerte;
que un solo grito resuene:
¡ha resucitado el Cristo!