¿Lavarme Tú los pies?

(Juan 13,5: Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura)
Señor, ¿lavarme Tú los pies?;
creo que también yo lo diría
o, por lo menos, pensaría,
para preguntarlo después.

Sin estar buscando porqués,
¿cómo es que la pequeñez mía,
por Jesús, servida sería,
si yo actúo por interés?

Mas, Jesús, diferente fue;
en Él, fingimiento no había;
su ejemplo, más que cortesía,
hace, del servicio, hincapié;

invita a humildad, sencillez,
para una vida en armonía
donde no exista la apatía
y la amistad sea sin doblez.