(Mateo 20,21: «¿Qué quieres?», le preguntó Jesús. Ella le dijo: «Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda»)
¡Cuánto ultrajo con este ego
que únicamente busca brillo,
queriendo ser el mejor bombillo
aunque los otros queden ciegos!
Ofendo a Dios, a quien reniego,
pues la humildad la enseña Cristo,
que no vino a ser servido
y no quiso ser palaciego.
Falto al hermano que doblego,
también a aquel a quien humillo,
a quien trato como enemigo
sólo por querer ser yo primero.
Del banquete hazme camarero,
como esclavo de tus amigos;
así comeré del platillo
del festín del fin de los tiempos.
Amén.