(Marcos 4,26: Y decía: El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra)
Cuando la hierba emerge
del grano que germina,
no sé cómo culmina
cuando la brisa mece.
Y mientras sola crece,
la esperanza anima,
igual que el sol camina,
que de subir no cese.
Así es esa simiente
que mi alma admira,
al ser tu Reino, aspira,
y te pido, me siembres.
Cuando la siega llegue
quisiera que mi espiga,
repleta de semillas,
profuso fruto diese.
Amén.
Amén.