Como centelleante rayo

(Marcos 4,22: Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse)
Como centelleante rayo
que en medio de oscura noche
ilumina todo el prado,
con claridad Dios expone
el interior y el entorno,
con su Palabra, del hombre;
sin importar cuán oscuras,
descubre las intenciones
y lo que hemos ocultado;
por eso puede que roce
con corazones malsanos.
Pero si esta se acoge,
como, a la lluvia, el desierto:
llena de justicia el orbe,
nos lleva a vivir amando
y a que el espíritu goce.

Amén.