(Marcos 3,35: Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre)
porque, con corazón sano,
tu crianza tuvo a su cargo
como lo quiso Dios Padre;
¡obediente formidable!,
no importa el riesgo del paso,
pues, acatar el encargo
de Dios, es más importante.
¡Cuánto esmero al cuidarte
María tuvo en sus manos,
contigo al hacerte humano,
cuando de su vientre naces!
Por sus dotes ejemplares
es que Mamá yo le llamo;
porque quiero ser tu hermano
es que Mamá yo le llamo;
porque quiero ser tu hermano
para que Tú así me llames.
Amén.
Amén.