sentí un golpe repentino:
el blasón era divino,
porque obró grandes hazañas.
Con el golpe fui herida,
y aunque la herida es mortal
y es un dolor sin igual,
es muerte que causa vida.
Si mata, ¿cómo da la vida?
Si da vida, ¿cómo muere?
¿Cómo sana cuando hiere
y se ve con Él unida?
Tiene tan divinas mañas,
que en un tan acerbo trance,
sale triunfal del lance,
obrando grandes hazañas.