Era una tarde gris. Y tú pasaste.
Yo vi tu resplandor, sentí el perfume
de la luz primigenia de tus ojos.
Una dulce pereza me dejabas
en la frente mordida por tu rayo,
un desmayado amor, una congoja...
Era una tarde gris. No sé si un éxtasis
lavó mi corazón de todo anhelo:
yo vi tu luz pasar... y me moría.