¡Yo también en Él confío!

(Salmo 56,4: Cuando me asalta el temor, yo pongo mi confianza en ti, Dios Altísimo)
Dime, mente, ¿qué te agita?
¿qué te angustia y mortifica?
Si algo simple se complica,
sea minucia, paz te quita.

La asistencia a una cita
hoy mucho que consternaba
en un bus que no avanzaba;
si hay tardanza, finiquita
un proyecto que palpita.
Con el ánimo bien frío,
noto que al lado mío
un carro destartalado
escrito lleva en un lado:
es en Dios en quien confío;

rápidamente sonrío
y a Dios hago una alabanza;
cesa la desesperanza.
¡Yo también en Él confío!

Amén.