Lectura orante del Evangelio del Viernes de la Semana 34 del Tiempo Ordinario: Lucas 21,29-33


De tu Espíritu, pedimos dones

De tu Espíritu, pedimos dones,
Jesús, Señor de las naciones;
para que nuestros corazones
sus desvíos abandonen,
reciban con buenas intenciones
la Palabra que hoy propones,
y tras nuestras oraciones
la conviertan en acciones.

Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Lucas 21,29-33: En aquel tiempo, Jesús puso a sus discípulos esta comparación: «Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

b) Contexto histórico y cultural

Jesús continúa en el Templo de Jerusalén, luego de finalizar su prolongada marcha que empezó en Galilea y atravesó diversas regiones y ciudades enseñando con su predicación, simultáneamente con los prodigios que realizaba; en este lugar ha estado hablando a los discípulos sobre acontecimientos futuros cuya realización serán precedidas de señales, que aconseja observar y estar atentos a ellas.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Signos de los tiempos

Señor, dame luz para ver los signos,
conciencia para entender estos tiempos;
para distinguir en un mundo incierto
que Tú estás aquí y que no te has ido;

tu voz oír enmudeciendo el ruido,
tu figura, ver, aunque esté yo ciego;
perdón recibir, sucio así de cieno,
y sentirte cerca, Jesús, mi amigo.

Amén.

3. Oración

Palabra certera

Palabra certera,
Señor, es la tuya;
el futuro anuncia,
cambiar, aconseja,
y estar siempre alerta;
es verdad segura,
que yo no rehuya
pues quedaría fuera.

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A observar los signos de los tiempos,
y a permanecer en alerta confiada en el Señor,
se me invita en este día;
esa es mi acción,
con la ayuda de Dios.
Amén.