Lectura orante del Evangelio del Viernes de la Semana 33 del Tiempo Ordinario: Lucas 19,45-48


Danos, Señor, la abundancia de tu Espíritu Santo en este momento de oración leyendo tu Santa Palabra, para percibir el correcto sentido del mensaje que hoy nos comunicas con tu Evangelio, recibirlo en nuestro corazón con disposición de cambio y conversión, y convertirlo en obra en la vida de cada uno de nosotros. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Lucas 19,45-48: En aquel tiempo, entrando Jesús en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían, diciéndoles: «Está escrito: ‘Mi casa será casa de oración’. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!». Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban matarle, pero no encontraban qué podrían hacer, porque todo el pueblo le oía pendiente de sus labios.

b) Contexto histórico y cultural

En el patio del Templo se habían instalado puestos de ventas de animales de sacrificio para ofrendas, como ganado menor y pichones de tórtolas o palomas; así como cambistas para el trueque de monedas griegas y romanas por monedas judías; son estos los que el Señor reprende en esta "expulsión" de los mercaderes.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Admirable esa ira santa

Admirable tu ira santa:
¡no profanen esta casa,
no la usen de covacha,
ni de albergue de una banda!

Cuando a tu hora se avanza,
no te importa si te matan
y derriban a la plaza,
pues sólo tres días tardas
en reconstruir tu casa,
la morada sacrosanta.

3. Oración

El respeto a su casa

El respeto a su casa,
que Él ha hecho mía,
Jesucristo pedía
y hoy me lo recalca.
¡Ven acá y restaura!
dijo a san Francisco;
y hoy me dice lo mismo:
¡ven cuídala sin pausa!
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

Al respeto de la Casa de Dios,
de los lugares usados para el culto santo,
se me invita en este día;
esa es mi acción, con tu ayuda, Señor.
Amén.