Lectura orante del Evangelio de la Conmemoración de los Fieles Difuntos: Lucas 23,33.39-43


Tu Santo Espíritu nos asista, Señor, en este tiempo de oración leyendo tu Santa Palabra, para que cuanto nos comunicas hoy con el Santo Evangelio sea entendido por nuestra mente y acogido por nuestro interior, de modo que lo convirtamos en acción en la vida de cada uno de nosotros. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Lucas 23,33.39-43: Cuando los soldados llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».

b) Contexto histórico y cultural

La crucifixión fue un método de ejecución muy usado por los romanos en la antigüedad. Junto con Jesús, fueron también crucificados dos malhechores; el reconocimiento del señorío de Jesús por parte de uno de ellos, al enfrentar la muerte en el momento final de su vida, le lleva a la salvación.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Ineludible viaje

Ineludible ese viaje;
desconocido trayecto,
aunque en camino directo,
sin requerir equipaje.

Rumbo al óbito, ¡el trance!,
conviértelo en un proyecto;
ve descartando lo abyecto
ya, para cuando te alcance.

Ahora disfruta el paisaje,
haz bien en cada momento
y ama mientras haya aliento,
hasta el tiempo de abordaje.

Amén.

3. Oración

Por aquellos que han partido

Por aquellos que han partido
a la verdadera patria
que sea hoy nuestra plegaria
pues siguen siendo queridos.

Oremos por los amigos,
aquellos de nuestra casa,
ascendientes en la raza,
y hasta por desconocidos.

Que en ese juicio que enfrentan,
de Dios, les venga indulgencia,
y por su inmensa clemencia
les aligere sus penas.

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A la conciencia de nuestra transitoriedad en la tierra,
y a la esperanza en la misericordia de Dios
por nuestros difuntos y por por nosotros,
se me invita en este día;
es mi acción.
Amén.