Lectura orante del Evangelio del Martes de la Semana 30 del Tiempo Ordinario: Lucas 13,18-21


Infunde en nosotros, Señor, la acción de tu Espíritu Santo en este tiempo que dedicaremos a la oración con tu Palabra; necesitamos que nuestro entendimiento se acreciente al leer el texto del Evangelio de este día, y que el corazón de cada uno de nosotros reciba tu mensaje con un gozo tal, que nos conduzca a convertirlo en obra en nuestra vida. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Lucas 13,18-21: En aquel tiempo, Jesús decía: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas». Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo».

b) Contexto histórico y cultural

Luego de responder al asedio de las autoridades religiosas de una sinagoga por haber realizado una curación en sábado, viendo el júbilo del pueblo, Jesús les expone en lenguaje sencillo y parabólico a la muchedumbre sobre las características del Reino de Dios, que Él ha hecho ya presente en la tierra con su propia persona.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Despierta tu durmiente

Creciendo está sin cesar;
es el Reino entre nosotros,
que se ha tornado grandioso
y nadie podrá parar.

Ya no se puede ignorar;
surgió en un lugar remoto
en un despoblado soto
en las montes de Judá.

Dentro de cada uno está;
aunque a veces es latente,
cuando su momento llegue
su simiente brotará.
¡Encárgate que sea ya,
despertando tu durmiente!

Amén.

3. Oración

De tu Reino soy

De tu Reino soy,
porque me salvaste, Señor;
en tu Reino estoy,
por el Bautismo, Señor;
y a tu Reino voy
con tu auxilio, Señor.

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A luchar por ser parte del Reino de los Cielos,
que Jesús ha hecho presente entre nosotros,
estoy llamado en este día;
¡del Reino del Cielo,
ciudadano soy!
Gracias, Señor.
Amén.