Lectura orante del Evangelio del Jueves de la Semana 29 del Tiempo Ordinario: Lucas 12,49-53


Que tu Espíritu Santo ilumine nuestras mentes, Señor, con su luz esclarecedora en este momento de oración con tu Palabra de este día, y que prepare nuestros corazones para acoger el mensaje que nos has enviado, de modo que nos dispongamos con entusiasmo a convertirlo en obra en nuestras vidas. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Lucas 12,49-53: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».

b) Contexto histórico y cultural

Jesús, que ha emprendido la marcha final a Jerusalén, aprovecha para dar instrucciones decisivas, son enseñanzas en las que hay que tomar la decisión de clave de la vida de cada quien, por tanto es bastante sobre las condiciones y alcance de quienes tomen la opción de seguirle hasta el final.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Guerra que nos da paz

La tuya, es guerra que nos da paz;
tus soldados son los misioneros
y tu Palabra es el armamento
que al maligno le quita el disfraz.

Descubierto queda ahora el mal,
se torna entonces mucho más fiero
en contra tuya y tus guerreros;
¡una feroz batalla frontal!

Esa confrontación es actual
y a tu lado estamos sin miedo
porque ya lo tenemos por cierto
que tuya es la victoria final.

Amén.

3. Oración

Señor, quiero ser digno de ti;
que seas lo principal en mi vida;
que nunca te niegue,
que siempre te siga
en mi hogar y familia,
en el vecindario,
en el trabajo,
en todo momento,
en todo lugar.
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A decidirme por Jesús,
convirtiéndolo en lo más importante de mi vida,
estoy invitado hoy;
esa es mi acción.
Amén.