1. Lectura
a) Texto del día
Lucas 8,4-15: En aquel tiempo, habiéndose congregado mucha gente, y viniendo a Él de todas las ciudades, dijo en parábola: «Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre piedra, y después de brotar, se secó, por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron. Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado». Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga».
Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola, y Él dijo: «A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que viendo, no vean y, oyendo, no entiendan.
La parábola quiere decir esto: La simiente es la Palabra de Dios. Los de a lo largo del camino, son los que han oído; después viene el diablo y se lleva de su corazón la Palabra, no sea que crean y se salven. Los de sobre piedra son los que, al oír la Palabra, la reciben con alegría; pero éstos no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba desisten. Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo de su caminar son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a madurez. Lo que cae en buena tierra, son los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia».
Lucas 8,4-15: En aquel tiempo, habiéndose congregado mucha gente, y viniendo a Él de todas las ciudades, dijo en parábola: «Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre piedra, y después de brotar, se secó, por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron. Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado». Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga».
Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola, y Él dijo: «A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que viendo, no vean y, oyendo, no entiendan.
La parábola quiere decir esto: La simiente es la Palabra de Dios. Los de a lo largo del camino, son los que han oído; después viene el diablo y se lleva de su corazón la Palabra, no sea que crean y se salven. Los de sobre piedra son los que, al oír la Palabra, la reciben con alegría; pero éstos no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba desisten. Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo de su caminar son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a madurez. Lo que cae en buena tierra, son los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia».
b) Contexto histórico y cultural
Con un grupo de discípulos ya instituido, el Señor continúa enseñando a todos, discípulos y seguidores; para ello utiliza las parábolas, que con sentido figurado, presentan narraciones donde elementos de la naturaleza y la vida ordinaria son utilizados para expresar mensajes aleccionadores que estimulan a la correcta conversión.
2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)
No soy más que un erial
Señor, no soy más que un erial,
árido, sin producir;
nada ya crece en mí;
mi interior, te pido arar;
después tendrás que abonar
pues muy falto estoy de ti;
y, si no entras al abrir,
aquí nada nacerá.
Semilla santa a sembrar:
Palabra de Dios en mí;
mi actitud le da raíz,
creer la hace germinar;
siguiente paso es cuidar
para que produzca mil:
hacer el bien, darme a mí;
¡campo listo a cosechar!
Amén.
Señor, no soy más que un erial,
árido, sin producir;
nada ya crece en mí;
mi interior, te pido arar;
después tendrás que abonar
pues muy falto estoy de ti;
y, si no entras al abrir,
aquí nada nacerá.
Semilla santa a sembrar:
Palabra de Dios en mí;
mi actitud le da raíz,
creer la hace germinar;
siguiente paso es cuidar
para que produzca mil:
hacer el bien, darme a mí;
¡campo listo a cosechar!
Amén.
3. Oración
Mucho y buen fruto produzca
Que mucho y buen fruto produzca
mi vida, que es tuya, Señor;
que siempre a tu Palabra acuda,
pues fértil semilla es de amor,
y que yo pueda con su ayuda
fructificar mi corazón.
Amén.
mi vida, que es tuya, Señor;
que siempre a tu Palabra acuda,
pues fértil semilla es de amor,
y que yo pueda con su ayuda
fructificar mi corazón.
Amén.
4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).
5. Acción
Producir para ti es mi acción de hoy;
frutos de perdón, reconciliación, caridad y amor.
Amén.