Lectura orante del Evangelio del Martes de la Semana 22 del Tiempo Ordinario: Lucas 4,31-37


Pedimos, Señor, la acción de tu Espíritu Santo en los que habremos de leer tu Santa Palabra y orar con ella en este día. Que seamos iluminados para comprender tu voluntad en su mensaje, y que podamos convertirlo en obra, en la vida de cada uno de nosotros, de acuerdo a tu voluntad. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Lucas 4,31-37: En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él». Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen». Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

b) Contexto histórico y cultural

Continuando con el inicio de la vida pública de Jesús, en el Evangelio según San Lucas, vemos hoy el pasaje del Señor en la sinagoga de Cafarnaum. Encontramos a un Jesús que cumple con la religiosidad propia de un judío, asistiendo a los oficios del sábado; pero también observamos que su acción salvífica, propia de los tiempos mesiánicos, no se detiene: con poder y autoridad, libera a un poseído; lo que provoca el asombro de los demás.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Liberando

El Santo de Dios, su labor,
es liberando que empieza;
se dirige a los que sufren
a quienes rápido encuentra;
y al apiadarse de ellos
les aligera sus penas.
Él, con su ejemplo de vida,
es un Maestro que enseña
una oferta salvífica
para evitar la condena,
y su Palabra proclama
a todos la Buena Nueva;
en tanto que con sus obras
esperanzas se renuevan.
Pero al enemigo malo,
que es promotor de vilezas,
Jesús denuncia y expone
y lo reprende con fuerza
con su Palabra triunfante
con que al demonio encadena.
Ven, Señor, y actua en mí,
desata nudos, libera;
mi grito será de gracias
por darme la vida nueva.

Amén.

3. Oración

¡Cállate y sal!

Ferozmente, Señor, ataca el mal
también a los que buscamos de Ti;
tentando, llama a su ambiente fatal;
por eso a lo malo que haya en mí,
hoy pido le digas: ¡Cállate y sal!

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A interceder por los demás,
estoy invitado en el día de hoy por la Palabra del Señor.
Ese tiene que ser mi objetivo en este día:
orar por las necesidades de las personas que encuentre en mi camino,
especialmente por los enfermos, los tristes, los deprimidos y los atribulados en general.
Eso haré, con la ayuda de Dios.
Amén.