Lectura orante del Evangelio del Martes de la Semana 20 del Tiempo Ordinario: Mateo 19,23-30


Ilumínanos el camino

Oh Santo Espíritu Divino,
junto al Padre y al Hijo, a Ti me inclino
pues con ellos eres Señor y Trino;
ilumínanos hoy el camino
para arribar al Padre, buen destino
que su Hijo, a darnos, vino.

Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Mateo 19,23-30: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos». Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?». Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible».

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?». Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros».

b) Contexto histórico y cultural

Prosiguiendo su camino a Jerusalén, luego de haber invitado, sin éxito, a un Rico a vender sus bienes, venderlos para repartir entre los pobres y luego seguirlo, Jesús diserta a sus discípulos acerca del seguimiento en busca de la vida eterna.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Cuando, al llamarme, te sigo

Cuando, al llamarme, te sigo,
tu voz me ha convencido;
y, de cosas sin sentido,
mejor es, si me desligo;

porque estando yo contigo,
ganancia es, nada perdido:
¿desprecio de un conocido?,
poco es, pues serás mi amigo;

y, Señor, ¿por tu enemigo,
ser yo ahora perseguido?,
hay un premio prometido:
¡el Reino eterno contigo!

Amén.

3. Oración

Te pido, Señor, que me des la voluntad
de responder positívamente a tu llamado;
la perseverancia de mantenerme siempre a tu lado,
y la ayuda para vencer los obstáculos que habré de encontrar en el camino.
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A estar atento
y escuchar la voz de Dios,
estoy invitado en este día,
estando dispuesto a dejarlo todo por Él.
Eso haré, con su ayuda, Señor.
Amén.