1. Lectura
a) Texto del día
Juan 12,24-26: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará».
Juan 12,24-26: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará».
b) Contexto histórico y cultural
San Lorenzo era uno de los siete diáconos de la Iglesia de Roma, su función era el cuidado de los bienes y la repartición de limosnas; soportó con valor su cruel martirio en la hoguera en el año 258, en tiempos de la persecución de la Iglesia por el emperador Valeriano.
2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)
Martirio
El martirio es simiente
cuando lo es por Jesús,
pues produce creyentes,
grandiosa multitud.
Es ocaso aparente
pero lleno de luz,
y por eso aborrece
el maligno a la cruz.
Es vida trascendente
obtenida en virtud
de la entrega donante
como lo hizo Jesús.
Es un fruto perenne,
para muchos salud;
es todo, menos muerte;
junto a Dios, subes tú.
Amén.
El martirio es simiente
cuando lo es por Jesús,
pues produce creyentes,
grandiosa multitud.
Es ocaso aparente
pero lleno de luz,
y por eso aborrece
el maligno a la cruz.
Es vida trascendente
obtenida en virtud
de la entrega donante
como lo hizo Jesús.
Es un fruto perenne,
para muchos salud;
es todo, menos muerte;
junto a Dios, subes tú.
Amén.
3. Oración
Servirte a ti
Servirte a ti,
oh mi Señor;
tu servidor
ser, quiero, sí;
y ya asentí
servirte hoy:
¡tu siervo soy,
te sirvo a ti!
Amén.
4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).
5. Acción
Al servicio a Cristo
estoy invitado en este día;
esa es mi acción,
con la ayuda de Dios.
Amén.
estoy invitado en este día;
esa es mi acción,
con la ayuda de Dios.
Amén.