Lectura orante del Evangelio del Lunes de la Semana 16 del Tiempo Ordinario: Mateo 12,38-42


Señor, al orar con tu Santa Palabra, queremos pedir la abundancia de tu Espíritu Santo en nosotros para clarifique nuestras mentes con su luz para entender lo que nos has querido comunicar con el Evangelio de este día, y para que nuestros corazones acojan con tal entusiasmo el mensaje, que lo convirtamos en acciones en nuestro diario vivir. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Mateo 12,38-42: En aquel tiempo, le interpelaron algunos escribas y fariseos: «Maestro, queremos ver una señal hecha por ti». Mas Él les respondió: «¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide, y no se le dará otra señal que la señal del profeta Jonás. Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación y la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón».

b) Contexto histórico y cultural

En el texto evangélico de hoy, continúa la polémica de los jerarcas religiosos judíos con Jesús; no obstante los múltiples milagros realizados por el Señor, ahora los escribas y fariseos le piden una señal del cielo, al estilo de Moisés y Elías, como garantía de que su ministerio es divino.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

La señal

Tú eres, Señor, la señal
que del cielo el Padre ha enviado;
al Hijo, aquel que ha bajado,
pedirle un signo es tentar.

¿Qué más señal hay?: amar
a quien no le eres agrado
y que, aun estando en pecado,
Tú lo viniste a salvar;

y la señal especial:
tu cruz, sacrificio santo
con que hemos sido amados,
señal de amor y bondad.

3. Oración

Sí, les diste una señal

Sí, les diste una señal
y fue tu propia presencia,
del Padre, divina esencia,
cuando viniste a salvar.

Pero al quererte tentar,
débil eres, ellos piensan,
y sus intenciones muestran:
pronto matarte querrán.

Yo no te pido señal;
me aparto de esa condena
por necio, al ponerte a prueba.
¡Tu amor!, ¿qué más he de buscar?

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

Lejos de mí, yo tentarte

Lejos de mí, yo tentarte;
ya me diste la señal:
¡cuánto me has llegado a amar!;
ahora me toca a mi amarte.

Amén.