Lectura orante del Evangelio del Domingo de Pentecostés: Juan 20,19-23


De tu Espíritu danos dones

De tu Espíritu, dame dones,
Señor, para que hoy esta oración
sea de tu agrado y me perdones,
conduciéndome a la conversión,
manifestada en mis acciones.

Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Juan 20,19-23: Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

b) Contexto histórico y cultural

El Evangelio según San Juan nos presenta este acontecimiento del mismo día de la resurrección del Señor, cuando Jesús se aparece a los discípulos que estaban encerrados en el lugar en que tres días antes había acontecido el cenáculo; conjuntamente con la paz, Jesús ya resucitado, les da el Espíritu consolador a su atribulada comunidad.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Como aquel soplo de Pentecostés

Con aquel soplo de Pentecostés,
renueva, Espíritu, hoy mi interior;
tu oxígeno de aire renovador
alivie todo cansancio y estrés.

Ven y ventea borrando mi ayer,
que caigan las hojas de perdición;
y nunca te vayas, de Dios, ¡oh don!
que me das vida renovando el ser.

Amén.

3. Oración

Ven aquí donde estoy

Ven aquí donde estoy,
Espíritu Señor;
que, en mis venas, tu amor,
el torrente sea hoy;

un colmado bocoy
de la renovación,
ven dame en transfusión;
así todo hoy desdoy.

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

Abrirme a la acción del Espíritu Santo,
don de Dios, don dador de dones,
es mi acción de hoy;
¡ven Espíritu Santo, consolador!
Amén.