1. Lectura
a) Texto del día
Mateo 7,21-29: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’. Y entonces les declararé: ‘¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!’.
Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».
Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba asombrada de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.
Mateo 7,21-29: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’. Y entonces les declararé: ‘¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!’.
Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».
Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba asombrada de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.
b) Contexto histórico y cultural
Con el texto de este pasaje, concluye el sustancioso Sermón de la Montaña; Jesús ha expuesto la esencia de su doctrina a sus discípulos y a toda la multitud que le siguió al monte a escucharle; pero aunque la gente quedó gratamente asombrada con sus palabras, establece que ponerlas en práctica es lo que garantiza la entrada al Reino de los Cielos.
2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)
Señor, Señor
Mucho en mí hay por corregir:
caminos en el error;
haber causado dolor;
desvíos, ni que decir.
No es falta de información:
tu Palabra dicha está
y en el aire fluye ya;
hoy me arrepiento, perdón;
de ella seré cumplidor,
erigiendo sobre roca;
y no sólo con la boca
llamarte ¡Señor, Señor!
Amén.
3. Oración
Mucho en mí hay por corregir:
caminos en el error;
haber causado dolor;
desvíos, ni que decir.
No es falta de información:
tu Palabra dicha está
y en el aire fluye ya;
hoy me arrepiento, perdón;
de ella seré cumplidor,
erigiendo sobre roca;
y no sólo con la boca
llamarte ¡Señor, Señor!
Amén.
3. Oración
Ayúdame, oh Dios,
a construir la torre de mi fe
y de mi esperanza
en la base sólida de tu Palabra
y en la roca firme de la caridad;
que las acechanzas del enemigo
y las ilusiones pasajeras de este mundo
no me desvíen de buscar el verdadero señorío
que sólo está en tu Hijo Jesús.
Amén.
a construir la torre de mi fe
y de mi esperanza
en la base sólida de tu Palabra
y en la roca firme de la caridad;
que las acechanzas del enemigo
y las ilusiones pasajeras de este mundo
no me desvíen de buscar el verdadero señorío
que sólo está en tu Hijo Jesús.
Amén.
4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).
6. Acción
Tu Palabra me conduce hoy
a reconocerte como mi Señor,
no sólo de boca, sino de hecho:
con mi actuar y mi proceder;
poniendo en práctica tu mensaje
que es amor y es caridad.
Amén.