1. Lectura
a) Texto del día
Juan 3,16-18: En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios».
Juan 3,16-18: En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios».
b) Contexto histórico y cultural
El dialogo de Jesús con Nicodemo nos expresa la naturaleza intrínseca de Dios, fundamentada en el amor, que es capaz de llegar al extremo de dar a su Hijo único en ofrenda para que el mundo alcance la salvación mediante su fe en Él.
2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)
Santísima Trinidad
Santísima Trinidad: Dios amando;
son Padre y su Hijo en amor grande
y el Espíritu de ambos, su amor santo,
que a nosotros, criaturas, les imparten.
Misterio tan grande es insondable:
Padre e Hijo y Espíritu Santo,
un sólo Dios, pero que es trinitario;
no sería Dios, si fuese explicable.
Santísima Trinidad: Dios amando;
son Padre y su Hijo en amor grande
y el Espíritu de ambos, su amor santo,
que a nosotros, criaturas, les imparten.
Misterio tan grande es insondable:
Padre e Hijo y Espíritu Santo,
un sólo Dios, pero que es trinitario;
no sería Dios, si fuese explicable.
3. Oración
Tres gracias
Tres gracias le digo
a la Trinidad por amarme:
gracias al Padre
por regalarme a su Hijo;
gracias al Hijo
por su Espíritu darme;
y gracias doy por quedarse
al Espíritu divino.
Amén.
Tres gracias le digo
a la Trinidad por amarme:
gracias al Padre
por regalarme a su Hijo;
gracias al Hijo
por su Espíritu darme;
y gracias doy por quedarse
al Espíritu divino.
Amén.
4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).
5. Acción
Al amor y a la gratitud al Padre,
al Hijo y al Espíritu Santo
se me invita en este día;
esa es la acción,
desde hoy,
con la ayuda de Dios.
Amén.
al Hijo y al Espíritu Santo
se me invita en este día;
esa es la acción,
desde hoy,
con la ayuda de Dios.
Amén.