El rito de la paz


Un fiel me comentaba hace poco algunas cosas acerca del saludo de la paz en la Misa; entre ellas, consideraba que en ese momento se perdía la esencia profunda de estar ante el Cuerpo de Cristo ya presente sobre el Altar, tornándose, según él, en una ocasión que parecía más bien de alegría social; igualmente me expresaba que no había uniformidad en la invitación introductoria, y me pidió una clarificación respecto al significado de ese momento.

Como considero que esa inquietud podría existir en otras personas, a continuación les expongo algunos textos sobre este tema que lo explican por sí mismos.

La instrucción General del Misal Romano, al referirse al rito de la paz en el numeral 82, expresa lo siguiente:
Sigue el rito de la paz, por el que la Iglesia implora para sí misma y para toda la familia humana la paz y la unidad, y los fieles se expresan la comunión eclesial y la mutua caridad, antes de comulgar con el Sacramento. En cuanto al gesto mismo de entregar la paz, el modo será establecido por las Conferencias Episcopales, de acuerdo a la índole y costumbres de los pueblos. Sin embargo es conveniente que cada uno dé la paz con sobriedad solamente a los que están más cercanos.
En tanto que en el propio Misal se establecen estrictamente las cuatro fórmulas a emplear para la invitación a la paz; se debe escoger una de ellas:
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
Daos fraternalmente la paz.
O bien:
Como hijos de Dios, intercambiad ahora un signo de comunión fraterna.
O bien:
En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz, daos la paz como signo de reconciliación.
O bien:
En el Espíritu de Cristo resucitado, daos fraternalmente la paz.
Y todos, según la costumbre del lugar, se dan la paz. El sacerdote da la paz al diácono o al ministro.
En tanto que la Instrucción Redemptionis Sacramentum sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía, emitida en el año 2004 por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, expresa lo siguiente en los numerales 71 y 72:
Consérvese la costumbre del Rito romano, de dar la paz un poco antes de distribuir la sagrada Comunión, como está establecido en el Ordinario de la Misa. Además, conforme a la tradición del Rito romano, esta práctica no tiene un sentido de reconciliación ni de perdón de los pecados, sino que más bien significa la paz, la comunión y la caridad, antes de recibir la santísima Eucaristía. En cambio, el sentido de reconciliación entre los hermanos se manifiesta claramente en el acto penitencial que se realiza al inicio de la Misa, sobre todo en la primera de sus formas.
Conviene «que cada uno dé la paz, sobriamente, sólo a los más cercanos a él». «El sacerdote puede dar la paz a los ministros, permaneciendo siempre dentro del presbiterio, para no alterar la celebración. Hágase del mismo modo si, por una causa razonable, desea dar la paz a algunos fieles». «En cuanto al signo para darse la paz, establezca el modo la Conferencia de Obispos», con el reconocimiento de la Sede Apostólica, «según la idiosincrasia y las costumbres de los pueblos».
De modo que esa no es una ocasión para un "¿qué tal?" o "¡cuánto tiempo!" ni nada que se parezca, tampoco para recorrer el Templo "saludando" a todos. Espero que estos textos hayan aclarado las inquietudes existentes, y sirvan para fortalecer la adecuada interpretación de esa paz ritual.