Lectura orante del Evangelio del Lunes de la Semana 6 de Pascua: Juan 15,26-16,4


Orar con el Evangelio de Cristo

Ven Espíritu Santo en mi auxilio,
pues voy a orar con el Evangelio de Cristo;
con aquellas Palabras que Él nos dijo
en un tiempo, para todos los siglos;
para yo acogerlo cuento contigo,
no sólo entender, también vivirlo,
siendo transformado para ser testigo
sin temor, y capaz de difundirlo.

Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Juan 15,26-16,4: En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio. Os he dicho esto para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas. E incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he dicho esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho».

b) Contexto histórico y cultural

En el sustancioso, por su contenido, y a la vez extenso, discurso de despedida de Jesús a sus discípulos en la sobremesa de la Última Cena, no podía faltar la promesa del Espíritu Santo, el defensor a ser enviado por el Señor a ellos; su acción les llevará a atreverse a dar testimonio de Jesús aun a costa de sus propias vidas.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Quiero testimoniar

Desde el principio, yo no estoy,
pero quiero testimoniar
de ti; en alta voz anunciar,
tu Espíritu me lleva hoy.

Pensaba que eran mis amigos
un grupito escandalizado
que por verme evangelizado
optaron ser mis enemigos;
¡no comprenden a tus testigos!;
por ese grupo hasta he rezado.

3. Oración

¡Defiéndeme defensor!

Bien alta es la recompensa:
¡es el Reino de los cielos!;
pero en la vía hay desconsuelo
por la oposición intensa;
nos faltaba la defensa
y nos dieron defensor:
el Paráclito Señor,
Espíritu de verdad
que ayuda contra maldad.
¡Defiéndeme defensor!

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A dar testimonio de Cristo,
sabiéndome ungido por el Espíritu Santo,
estando consciente de que la causa de seguir a Cristo conlleva persecución;
es mi acción de hoy, y a partir de hoy;
la llevaré a cabo con la ayuda de Dios.
Amén.