Lectura orante del Evangelio del Miércoles de la Semana 4 del Tiempo Ordinario: Marcos 6,1-6


Que podamos hoy acoger rectamente tu Palabra, Señor, iluminados por tu Santo Espíritu; y que por su acción en nosotros, la podamos aplicar en nuestra vida. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Marcos 6,1-6: En aquel tiempo, Jesús salió de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto?, y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?». Y se escandalizaban a causa de Él. Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio». Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.

b) Contexto histórico y cultural

Ya con reputación de predicador itinerante y taumaturgo, y con un grupo de discípulos que le sigue, Jesús regresa al pueblo donde se crió, donde, aunque ya han escuchado de su fama, nunca le habían conocido en esos aspectos. Aunque continúa con lo que ya ha comenzado a hacer en otras regiones, no tiene gran éxito aquí.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

¿No es este aquel muchacho?

¿No es este aquel muchacho
a quien siempre yo veía,
y que incluso corregía
junto a todos sus hermanos?

A oírlo me han invitado
pupilos con alegría.
¿Es profeta?; ¿quién creería?;
ni tampoco a los milagros;

¡Carpintero!, ya eso es cuanto.
Del enfermo en casa mía
está estropeada la camilla
se la llevaré al muchacho
a ver si la atavía.

3. Oración

Gracias, Señor,
por haber venido pobre,
para llegar a los pobres;
te pido, ser como los pobres,
que en ti conseguirán la mayor de las riquezas:
tu Reino.
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A anunciar el Reino de Dios a los míos,
familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos,
estoy llamado en este día,
aunque, por la cercanía,
no me reconozcan como profeta.
Amén.