Lectura orante del Evangelio del Sábado de la Semana 7 del Tiempo Ordinario: Marcos 10,13-16


Padre Santo, en el nombre de tu Hijo Jesús, pedimos la acción de tu Espíritu Santo sobre nosotros en este momento en que oraremos con tu Palabra, para que podamos entenderla correctamente y ser conducidos a aplicarla en nuestra vida diaria. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Marcos 10,13-16: En aquel tiempo, algunos presentaban a Jesús unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él». Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.

b) Contexto histórico y cultural

Luego de una profunda enseñanza acerca del matrimonio, y en ocasión de una manifestación excesiva de celo protector de los discípulos que procuraban el descanso del maestro, Jesús aprovecha la ocasión para exhortarles a ser como niños para poder entrar en el Reino de Dios.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Yo quiero ser como un niño

Yo quiero ser como un niño
de comportamiento inocente
sin contaminación en la mente,
con reconfortantes sueños
donde todo sea un juego.
Que estando triste o alegre
mis sentimientos demuestre;
que tenga muchos amigos
sin discriminar el aliño;
y que siempre todo lo espere
porque la esperanza no muere.
Así, seré cargado con mimos,
me prodigarás tu cariño
y el Reino que prometes
a los que no se engrandecen,
y llegaré a ti sin ser impedido.

3. Oración

Te pido, Señor,
que a mi corazón adulto
le des la inocencia de un niño,
que retorne a mí, la ilusión, el sueño y la alegría
que sólo los niños tienen;
y que pueda ver en los demás,
a otros niños con quienes jugar, reír y amar.
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A la sencillez y humildad de los niños,
estoy llamado a vivir en este día;
eso haré, con la ayuda de Dios.
Amén.