Lectura orante del Evangelio del Sábado de la Semana 2 del Tiempo Ordinario: Marcos 3,20-21


Padre Santo, en el Nombre de tu Hijo Jesús pedimos la acción del Espíritu Santo en este momento en que nos disponemos a orar tu Palabra; pedimos la luz necesaria para entenderla rectamente, y la fortaleza y decisión para convertirla en vida en nosotros. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Marcos 3,20-21: En aquel tiempo, Jesús volvió a casa y se aglomeró otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de Él, pues decían: «Está fuera de sí».

b) Contexto histórico y cultural

Después de una haber pasado toda su vida en el anonimato, de repente, Jesús adquiere una popularidad de una dimensión que no puede ser entendida por quienes ya le conocían con anterioridad; ese es el caso de sus copueblanos parientes que tampoco entienden los signos milagrosos que los seguidores le atribuyen al incipiente maestro. Es por eso que, preocupados, acuden a "hacerse cargo de él", ya que consideran que no se encuentra en sus cabales.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

¿Loco?

Un hombre de hábiles manos
que trabaja haciendo todo;
es Jesús, un Nazareno
carpintero desde mozo,
no era alguien conocido
ahora lo procuran todos
porque está haciendo milagros
y por su saber copioso.
Sus parientes, preocupados,
unos piensan que está loco
o, al menos, afectado
y tratan de verle pronto.
¿No estaremos viendo el caso
de aquel extrañado esposo
que a su esposa ha ansiado
y no reconoce el rostro
cuando ya llega a su lado?
Reflexión para nosotros:
a veces tenemos santos
bien cercanos a nosotros
que por su forma de actuar
son considerados locos.

3. Oración

Loco por ti

Que me dejen estar loco por ti;
porque si de ti, Dios encarnado,
algunos cercanos eso pensaron,
no importa que eso digan de mí.

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

Mi tiempo ofrendarte

Mi tiempo ofrendarte,
siendo siempre tu amigo,
sin importar el ambiente,
ese es hoy mi compromiso;
y para que así sea siempre,
Señor, fuerzas te pido.

Amén.