Lectura orante del Evangelio del Lunes de la Semana 3 del Tiempo Ordinario: Marcos 3,22-30


Tu necesario Santo Espíritu pedimos en este momento, Señor, en que nos disponemos a orar con tu Palabra; que seamos por él iluminados con la luz que nos puede llevar a un entendimiento pleno del mensaje que nos envías hoy, y que nos anime a convertir en obra lo que leamos y oremos. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Marcos 3,22-30: En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios». Entonces Jesús, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir. Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir. Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin. Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa. Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno». Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo».

b) Contexto histórico y cultural

Para los hebreos, los escribas eran los encargados de que los textos sagrados fueran copiados de manera fiel al sentido original; por tanto se les consideraba como expertos o doctores en la ley. Su presencia en el "área de operaciones" de Jesús en el pasaje de hoy, se debe a la vigilancia que las autoridades religiosas judías le habían puesto al nuevo movimiento surgido en esa región de la Galilea, investigando si la ortodoxia doctrinal era correcta.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Tu Santo Espíritu, dame

En mentes siempre hay revuelo,
fe y duda están en combate;
tuyo sea mi pensamiento:
tu Santo Espíritu, dame.

Fluidez al hablar no tengo
puedo errar al expresarme
Señor, orienta mi verbo:
tu Santo Espíritu, dame.

Con tu Espíritu por dentro,
buen guía tiene mi carne;
es por eso que te ruego:
tu Santo Espíritu, dame.

Amén.

3. Oración

Que el Espíritu Santo
recibido en nuestro bautizo,
potenciado en la confirmación,
y recibido diariamente por el amor
que nuestro Padre Dios y Jesucristo, el Señor, nos manifiestan,
sea la fuente e impulso de nuestra vida de fe cada día.
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

Reconocerme como templo del Espíritu Santo,
don de Dios, prometido por Jesús,
es mi objetivo en este día;
entender que mis hermanos también lo son,
y compartir esa alegría, será mi meta.
Amén.