Lectura orante del Evangelio del Viernes de la Semana 1 de Adviento: Mateo 9,27-31


Infunde, Señor tu Santo Espíritu en nosotros en este día, para leer y orar con tu Palabra, que es vida y eficaz en todo momento. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Mateo 9,27-31: Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: «Ten piedad de nosotros, Hijo de David». Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: «¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?». Ellos le respondieron: «Sí, Señor». Jesús les tocó los ojos, diciendo: «Que suceda como ustedes han creído». Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: «¡Cuidado! Que nadie lo sepa». Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.

b) Contexto histórico y cultural

Jesús acaba de regresar de una gira por comunidades donde ha predicado su mensaje salvador, ha sanado personas y acaba de resucitar un muerto. Su fama se ha extendido de tal modo que el descanso es imposible para él; pero también ha empezado a sentir el acoso y la oposición feroz de escribas y fariseos. Es entonces que dos ciegos, a quienes su ceguera no les impide reconocer en Jesús su única posibilidad de sanar, claman a él y le siguen afanosamente.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Ver

¿Cómo puede ser que, si ver deseo,
quiera ver tu luz sin buscarla nunca?
¿Y cómo pretende ver quien no busca
a la verdadera luz con anhelo?

Señor, quiero ver porque nada veo;
sin tu luz, todo está en tiniebla obscura,
pues si no estás, la claridad se oculta,
y cuanto creemos ver, no lo vemos.

Hijo de David, suplicante vengo,
con esperanza, procurando ayuda;
albergo confianza, ninguna duda
que, si tú quieres, ahora ver, yo puedo.

Amén.

Secreto

Sobre el pedido de guardar secreto,
por favor, pido que eso quede fuera;
perdóname, Señor, no creo que pueda
no proclamar lo que conmigo has hecho.

3. Oración

Sáname, Señor,
quita mi ceguera;
que hoy ver yo pueda
no sólo alrededor,
sino tu luz en esplendor
que a la salvación lleva.

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

Verte en los demás, verte en mí,
es mi compromiso de hoy;
valorarme, saberme tu creación;
amar al prójimo, imagen tuya,
es cuanto esperas de mí.
Amén.