Porque has dado comienzo a este último hecho de tu creación, Señor, por eso en última instancia nada nuevo puede acontecer en este tiempo, sino que todos los tiempos están ahora inmóviles en el último fondo de las cosas; «el fin de los siglos ha irrumpido sobre nosotros» (1 Co 10,11). En este mundo existe un solo tiempo: tu adviento. Y cuando este último tiempo llegue a su término, ya no existirá el tiempo, sino tú en tu eternidad.