La paciencia es tanto más perfecta cuanto menos se mezcla con inquietudes y desasosiegos.
Si el buen Dios quiere prolongar el tiempo de la prueba,
no os lamentéis ni indaguéis el porqué.
Tened siempre presente que los hijos de Israel tuvieron que caminar
durante cuarenta años por el desierto
antes de poner su pie en la tierra prometida.