¡Ay de mí, ay de mí, Señor,
que es muy largo este destierro y pásase con grandes penalidades del deseo de mi Dios!
Señor, ¿qué hará un alma metida en esta cárcel?
¡Oh Jesús, qué larga es la vida del hombre aunque se dice que es breve!
Breve es, mi Dios, para ganar con ella vida que no se puede acabar;
mas muy larga para el alma que se desea ver en la presencia de su Dios.
¿Qué remedio dais a este padecer?
No le hay, sino cuando se padece por Vos.